domingo, 5 de junio de 2016

EL TRABAJO COMUNITARIO DE LOS INMIGRANTES COMO ALTERNATIVA 

Para atender emergencias humanitarias ante guerras, crisis económicas, hambrunas o catástrofes naturales, se ofrece la idea de los campamentos de autogestión, en los que se aprovecha el trabajo de los propios inmigrantes o refugiados organizados en comunidades para generar los bienes y servicios que necesitan (alimentación, mobiliario, construcción, educación, sanidad, etc), o realizar otros trabajos en beneficio del país que acoge, fuera de la competencia de las empresas o trabajadores nacionales y con derecho a cierta remuneración pública mínima que aporte liquidez para sostener el resto de actividades, creando a la misma vez servicios e infraestructuras para nuestro país, con claro beneficio económico, y evitando la carga económica pública del sostenimiento y de los problemas sociales inherentes a este éxodo que parece imparable.

La integrantes extranjeros estarían organizados y controlados por voluntarios, internos o externos a la propia comunidad o por el ejército, de modo que los justificados temores a las consecuencias de la inmigración quedarían prácticamente resueltos. Las personas que integrarían estas comunidades podrían ser separadas convenientemente de acuerdo a las premisas que fueran necesarias, como la peligrosidad o el ámbito laboral, y se añade la posibilidad de que los campos de autogestión sirvan para los parados o reclusos que conseguirían una experiencia por la que muchos pagarían por tener.

El paso por estos campamentos sería temporal y da la oportunidad de incluir más tarde a estas personas a la sociedad o a su país o también para contener y controlar a personas con alta peligrosidad, como delicuentes habituales, terroristas, etc, por la seguridad de todos.

Campamento para refugiados en Alemania. La organización es básica
 para atender cualquier programa humanitario masivo.

Las guerras, inestabilidad, pobreza o desastres naturales están provocando cada vez más la migración desesperada para poder sobrevivir en otro lugar, confiando su vida y en muchos casos la de sus familias, a extranjeros y a otros gobiernos para que les concedan lo necesario para vivir. Esta suposición se funda en su creencia de que los extranjeros son también semejantes que le garantizarán su derecho a sobrevivir, lo cual desgraciadamente no es así en algunos casos. Es un problema convertido ya en estructural y tiende a incrementarse debido a factores crecientes (mayor población; escasez hídrica; persecuciones étnicas, políticas o religiosas...) lo que hace necesario abordar su solución no ya con respuestas eventuales sino con asentamientos con una gran capacidad y con una organización material y humana permanentes.

La acogida de refugiados o inmigrantes generan una serie de necesidades en los países de acogida que se suelen ver como inasumibles, por repercutir en la cantidad y calidad de servicios sociales o en el acceso al empleo de los nacionales, añadiendo la inseguridad; las posibles enfermedades contagiosas o la desconfianza y el temor a que la acogida se convierta en una invasión cultural. Por ello, sería preferible que el problema planteado con los refugiados e inmigrantes se abordase de forma que no interfieran en la estructura socioeconómica del lugar de acogida. O al menos que no lo haga en su perjuicio. Este requisito solo se puede atender si se separa a refugiados o inmigrantes en lugares independientes de acogida, separados, en su mayoría, de la sociedad del país receptor.

El problema legal de los refugiados está contemplado en teoría en la legislación internacional y en las nacionales de cada país. Pero asistimos perplejos al fenómeno de un problema que llega a ser masivo para el que no se aplican soluciones sencillas, efectivas, integrales, humanitarias y ágiles y esto ocurre únicamente porque estas legislaciones un tanto oscuras no se adaptan a la realidad, ni humanitaria, ni de seguridad, ya sea para la sociedad de los países receptores como sobretodo y de forma alarmante, para muchos de los refugiados e inmigrantes perjudicados, y en algunos casos atacados por otros supuestos necesitados que intentan pasar como refugiados o inmigrantes inocentes.

De esta forma, ante la iniciativa europea de acoger en masa, la falta de organización y de objetivos claros, junto con una dificultosa adaptación del problema a la legalidad internacional y entre ésta y las propias de cada país, han surgido conflictos y prácticas indeseadas por varias partes (los propios refugiados, mafias, policías, ejércitos, ONG's, gobiernos...) que actúan todas de forma aparentemente autónoma y en contradicción entre ellas, lo que llama la atención al haber en Europa una unión de estados que aspiran a una mayor unidad y centralización, y siendo precisamente esta organización la que más ha mostrado su incoherencia y desconexión con los refugiados y con los lugares de acogida hasta ahora.

Es necesario abordar entonces el problema a partir de un diagnóstico amplio y urgente, implicando a las instituciones que sean pertinentes para elaborar los objetivos. Estos se evalúan de acuerdo a unos principios que deberán estar en equilibrio deseado (seguridad; viabilidad de la acogida; garantía de dignidad en la estancia y el trabajo; etc) para que los migrantes inocentes no solo se vean lo menos perjudicados posible, sino que además los programas creados supongan un beneficio añadido regulado para la sociedad que acoge. Una vez que los programas se hubieran concebido con los objetivos claros y las mejores fórmulas, se adaptarían a la leyes internacionales y nacionales para adaptarse a las soluciones.


Como aportación resumida, la presente exposición ofrece una solución integral viable de acuerdo a unos objetivos claros que garantizan en primer lugar, una estancia controlada y temporal de refugiados e inmigrantes con garantías de seguridad para todos y en segundo lugar, que se pueda aprovechar su presencia como una verdadera simbiosis de beneficio mutuo, o que al menos, se evite en lo posible el perjuicio que se puede ocasionar a la población nacional más desfavorecida. Los principios básicos generales por orden de prioridad serían los siguientes:
  1. Garantizar la seguridad y el orden en el país de acogida. Establecer un control para resituar, encarcelar, expulsar o extraditar a personas conflictivas o a terroristas entre los refugiados.
  2. Garantizar la alimentación; el resguardo; la seguridad; la atención sanitaria; la vestimenta, el aseo y la comunicación útil a todos los refugiados e inmigrantes.
  3. Posibilitar que las dos medidas anteriores perjudiquen lo menos posible a la población local y, si es posible, que pueda haber un beneficio mutuo.
De acuerdo a estos principios se pueden enumerar los objetivos:
  • Establecer asentamientos controlados y organizados de refugiados e inmigrantes en situación regular o irregular que en la medida de lo posible se sostengan mediante una autogestión de las necesidades básicas de todo tipo, planteando para ello una legislación interna especial, gobierno y coordinación entre las comunidades.
  • Creación de sociedades en economías preferentemente de trueque formadas por los acogidos, y que estén en consonancia con su situación humanitaria para satisfacer las necesidades internas de sus comunidades.
  • Creación de sociedades de interés mercantil, social, cultural o ecológico que, integradas por los acogidos, para realizar actividades económicas retribuidas o de otro tipo en beneficio del país de acogida y que no entren en competencia directa con el mercado laboral, ni con las empresas de la zona. Por ejemplo, entre las actividades se encontrarían trabajos de bajo rendimiento productivo, pero con una participación masiva, en donde se realicen infraestructuras; tareas ecológicas o arqueológicas para cubrir requerimientos de liquidez necesarios de las comunidades para adquirir materiales, herramientas, etc, para las actividades de autosostenimiento.
  • Posibilitar un órgano jurídico que adapte la legislación nacional e internacional a estas necesidades básicas de emergencia humanitaria y no al revés, o al menos posibilitar un marco legal de excepción de acuerdo a la emergencia humanitaria
  • Crear un ámbito legal de la autogestión que garantice buenas condiciones humanitarias y que a la vez no supongan un bienestar excesivo que genere una carga engorrosa e inviable para el propio funcionamiento de la autogestión económica y social.

El resultado de este programa se adapta a una acogida y sostenimiento viables de refugiados e inmigrantes regulares o irregulares cualquiera que sea la causa del desplazamiento y divide la actividad de los desplazados en:


- Trabajadores que atienden directamente a la comunidad con servicios (sanitarios, profesores, cocineros, cuidadores, construcción, carpinteros, etc)

- Trabajadores que generan directamente bienes para la comunidad (agricultura, ganadería, textil, camas, muebles  etc) en los sectores primario y secundario.

- Trabajadores remunerados en trabajos complementarios a nuestra economía nacional que benefician al país de acogida, y que aportan liquidez para las necesidades de la comunidad de acogidos

- Trabajadores remunerados que de forma excepcional participen del mercado laboral del país de acogida, si su aportación laboral cubre un déficit necesario de la demanda del empleo nacional

Refugiados e inmigrantes que no están en condiciones de trabajar de acuerdo a los estándares del empleo en Europa (niños, enfermos, lisiados, ancianos, etc) pero que a pesar de ello  podrían aportar alguna ayuda especial con actividades adaptadas a su condición.

- Refugiados e inmigrantes que no están en condiciones de desempeñar tareas, los cuales son atendidos por el resto de su comunidad y por ONG´s 



Una de los planteamientos acerca de la acogida es percibirla como una oportunidad en aparente simbiosis, para integrados en el mercado laboral cubriendo posibles demandas necesarias en el país de acogida, uniendo esto a la integración social en todos los aspectos y para todos, como si se tratara de compatriotas que retornan a su propio país. Esta opción ingenua se presenta como excesivamente integradora y finalmente engañosa. El aprovechamiento laboral de estas personas al mercado convencional del trabajo es muy reducido, tanto para cubrir las necesidades del conjunto de refugiados, como para aplicarse en todos los países de acogida. En la práctica esta aparente simbiosis se convierte en un aprovechamiento reducido que beneficia a pocos empresarios y pocos refugiados, dejando de lado a otros muchos, que tienen que ser devueltos a ninguna parte. De forma añadida el parado nacional se ve perjudicado.

Todo ello crea una alarma social natural y refleja la necesidad de crear soluciones amplias, ágiles e integrales, en donde las leyes queden al servicio de una escala razonable de prioridades humanitarias y no derive en un desorden migratorio y un genocidio involuntario por, entre otras cosas, no chocar con leyes alejadas de esta realidad, que quizá no fueron elaboradas suficientemente para evitar desastres humanitarios en cumplimiento de una justicia social, si entendemos que ésta, en realidad, existe para garantizar una serie de derechos en donde el primero y más importante de todos ellos es el de respetar y proteger la vida humana.




jueves, 26 de mayo de 2016

 ISIDORO RECUPERÓ  EL SABER CLÁSICO 

San Isidoro de Sevilla fue teólogo e historiador, erudito hispanorromano del reino Hispano-visigodo, reconocido como el hombre más sabio de su época que transcurrió entre finales del siglo VI y principios del VII. Su prodigalidad como escritor y su inmensa erudición le convirtieron en el principal promotor de la recuperación de la cultura clásica que se estaba perdiendo en Europa, fomentando el desarrollo de las artes liberales, del derecho y de las ciencias. 
Sus Etimologías son la mejor recopilación de los conocimientos de la época en todos los ámbitos, convirtiéndose en la gran enciclopedia del Medievo y el gran precedente cristiano de la liberal que surgió en la Ilustración. 



Durante la caída de Imperio romano, una serie de luchas y de invasiones germánicas se sucedieron. La repercusión de la creciente influencia de las culturas consideradas bárbaras sobre la antigua cultura grecorromana no pudo ser más desastrosa. Muchos de los escritos y documentos de la cultura antigua se perdieron o quedaron olvidados. Las escuelas dejaron de funcionar. La única institución que pudo salvarse fue la Iglesia católica; a través de un singular esfuerzo de cristianización y de civilización logró que no se perdiesen totalmente los restos de la cultura romana, y una pequeña parte de la griega. La supervivencia de la cultura estuvo entrañablemente unida durante aquellos siglos a los conventos, los monasterios y la vida eclesiástica.

San Isidoro de Sevilla fue la figura más importante de la España visigoda y de la Europa cristiana de los primeros siglos de la Alta Edad Media, principal promotor de la recuperación de la cultura clásica romana y griega que se estaba perdiendo.

Nacido en Cartagena el año 556, fue el menor de cuatro hermanos: sus dos hermanos, Leandro fue obispo de Sevilla, Fulgencio lo fue de Écija, ambos llegaron a ser santos, su hermana Florentina fue abadesa de varios conventos. Su padre llamado Severiano, nacido en Cartagena, probablemente era de una familia romana y católica, pero estaba emparentado con la estirpe del rey visigodo Leovigildo.

Su hermano 
Leandro que era mucho mayor que él, se encargó de su educación porque quedaron huérfanos siendo Isidoro un niño. Isidoro se formó con lecturas de San Agustín y San Gregorio Magno y estudió en la escuela catedralicia de Sevilla donde aprendió latín, griego y hebreo. Leandro fue un hombre influyente en los sucesores de Recaredo, fue obispo de la sede episcopal de Sevilla, y presidió el III Concilio de Toledo. A este decisivo evento asistió Isidoro, tenía 33 años y no era aún obispo. Pero probablemente Isidoro ayudó a Leandro a gobernar la diócesis.


A la muerte de Leandro en el año 600, Isidoro le sucedió en la sede episcopal de Sevilla. Su episcopado duró treinta y siete años, bajo el reinado de seis reyes. Su principal preocupación como obispo fue la de lograr una madurez cultural y moral del clero español y la de completar la obra comenzada por Leandro, que fue la de convertir a los visigodos del arrianismo al catolicismo. Fundó un colegio eclesiástico, prototipo de los futuros seminarios, dedicándose personalmente a la instrucción de los candidatos al sacerdocio. Como su hermano, fue el obispo más popular y autorizado de su tiempo.

Continuó la costumbre de su hermano de arreglar las cuestiones de disciplina eclesiástica en los sínodos, cuya organización se debió en gran parte a ambos hermanos, Leandro e Isidoro.


Considerado como un puente entre la Edad Antigua que terminaba y la Edad Media que comenzaba, su influencia fue muy grande en Europa, especialmente en España y muy leído durante la Edad Media y Renacimiento, ya que al menos diez ediciones de susEtimologías fueron impresas entre 1470 y 1530.

Su aportación política y cultural no sólo abarcó el siglo VII, sino también los tiempos posteriores, ya que su influencia sobre Beda de Gran Bretaña y sobre aquellas generaciones de discípulos que cubrieron el Renacimiento carlovingio resultó esencial en dos aspectos de la sociedad europea: la organización de la Monarquía y la transmisión del saber. Hasta el siglo XVI, sus escritos influyeron en los orígenes de las actuales naciones de Europa y ahondaron en las esencias de la cultura cristiana.

Su saber era inmenso, y tuvo la habilidad de transmitirlo, ya que fue un escritor muy fecundo: entre sus primeras obras está un diccionario de sinónimos, un tratado de astronomía y geografía, un resumen de la historia desde la creación, biografías de hombres ilustres, un libro sobre los valores del Antiguo y del Nuevo Testamento, un código de reglas monacales, varios tratados teológicos y eclesiásticos y la historia de los visigodos, que es lo más valioso en nuestros días, ya que es la única fuente de información sobre los godos. También escribió historia de los vándalos y de los suevos.
Todas estas obras formaron su biblioteca, que fue el conjunto bibliográfico más importante de su época. Sólo en sus Etimologías cita a casi 160 autores y trata todas las materias del saber. En Institutionum disciplinae expone su doctrina para la educación de la juventud; De natura rerum (Sobre la naturaleza de las cosas) un libro de astronomía e historia natural dedicado al rey visigodo Sisebuto; Libri tres sententiarum y De summo bono son dogmáticas y teológicas; Regula monachorum ascética; Judaes y Liber de variis quaestiomibus son de apologética bíblica; De ecclesisticis officiis litúrgicaDe ortu et obitu Patrum,De numeris qui in Sacrea Scriptura occurruntDe Veteri et Novo Testamento quaestiones y Mysticorum expositiones sacramentirum son escriturarias;Cronicon (616) e Historia de regibus gothorum, vandalorum et suevorum son históricas; De ordine creaturarumDe differentiis verborum es más que un libro de sinónimos sino un breve tratado teológico sobre la doctrina de la Trinidad, la naturaleza de Cristo, el Paraíso, los ángeles y los hombres.

En los tres primeros libros, como en los demás libros sobre las distintas ciencias y artes, Isidoro demostró que tan sólo en una cultura abierta y plural, se pueden crear naciones que mantengan vivas sus identidades políticas y religiosas, y aquellas naciones que rechazan esta ley universal se condenan al caos y a la barbarie.


La principal contribución de Isidoro para la recuperación de la cultura clásica fue suOriginum sive Etymologiarum libri viginti, escrita hacia el año 634, más comúnmente llamada Etymologiae (vocablo latino de origen griego compuesto porétymos “verdadero” y logos “palabra”). Sus Etimologías son la mejor recopilación de todas las ciencias y materias desde la antigüedad pagana y cristiana hasta el siglo VII, siendo uno de los textos clásicos hasta mediados del siglo XVI.
Se trata de un inmenso depósito de en el que es almacenado, sistematizada y condensados todos los conocimientos hasta la época. Durante toda la Edad Media fue el texto más utilizado por las instituciones educativas, llegando incluso a sustituir la obra originaria de los escritores clásico. Estudió a 154 autores griegos y latinos, tanto cristianos como paganos, a los que había leído de su texto original o de compilaciones al uso.
Gracias a esta obra, se hizo posible la conservación de gran parte de la cultura greco-romana y su transmisión a la España visigoda. Ni siquiera el Renacimiento pudo disminuir su influencia, ya que llegó a reimprimirse diez veces desde 1470 hasta 1529, y durante mucho tiempo su fama fue comparable a la Biblia, dando origen a numerosas imitaciones inferiores.

La pretensión universal de sus Etimologías las convierte en la gran enciclopedia de la época y el gran precedente cristiano y medieval de la anticristiana y moderna enciclopedia que surgió en la Ilustración. Los enciclopedistas de la Europa de la Ilustración se inspiraron en esta.
Esta obra está compuesta de 448 capítulos reunidos en 20 libros en los que empleó mil manuscritos ordenados y escritos en un lenguaje claro y conciso:

En los tres primeros libros, como en los demás libros sobre las distintas ciencias y artes, Isidoro demostró que tan sólo en una cultura abierta y plural, se pueden crear naciones que mantengan vivas sus identidades políticas y religiosas, y aquellas naciones que rechazan esta ley universal se condenan al caos y a la barbarie.

El libro cuarto trata de la medicina y las bibliotecas;
El libro quinto, del derecho y la cronología;
El sexto libro, de los libros eclesiásticos y los oficios;
El séptimo libro, de Dios y de las jerarquías celestes y terrestres;
El octavo libro, de la Iglesia y de las sectas;
El libro noveno habla del lenguaje, los pueblos, los reinos y los títulos oficiales;
El libro décimo de las etimologías;
El libro once, del hombre;
El libro doce, de las bestias y los pájaros;
El libro trece, del mundo y sus partes;
El libro catorce de la geografía física;
El libro quince, de los edificios públicos y de las avenidas;
El libro dieciséis, de las piedras y los metales;
El libro diecisiete, de la agricultura;
El libro dieciocho, de la terminología de la guerra, la jurisprudencia, y los juegos públicos;
El libro diecinueve, de los buques, las casas y los vestidos;
El libro veinte, de las provisiones, los utensilios domésticos y agrícolas y los mobiliarios.

En las Etimologías explicó que, según la Tabla de Triadas, la cultura clásica dividía la ciencia filosófica en tres partes, y estas a su vez en otras tres:
División Física: Geometría, Aritmética y Música
División Lógica: Gramática, Retórica y Dialéctica
División Ética: Justicia, Prudencia y Fortaleza/Templanza
Esta división se podía reunir en las Siete Artes liberales: el Trivium (gramática, retórica y dialéctica), y el Quadrivium (aritmética, geometría, astronomía y música).
También se ocupó de otras disciplinas como medicina, derecho, lingüística, geografía, agricultura, tradiciones, etc.

La Historia de regibus Gothorum, Vandalorum et Suevorum (Historia de los Godos, Vándalos y Suevos) escrita en 624 es la historia de los pueblos que se asientan en la Hispania romana durante el siglo V d. C. Trata especialmente a los reyes góticos, cuyos reinados y conquistas influyeron en la población hispanorromana.

En su obra De fide catholica contra Iudaeos (De la fe católica contra los judíos), Isidoro amplió las ideas de San Agustín sobre la presencia judía en sociedad cristiana. Se trata de un opúsculo de carácter apologético-polémico, escrito contra el Judaismo (no contra los judíos). Su popularidad fue infinita en la Edad Media, y fue traducida a muchas lenguas vernáculas de esta época. Pero Isidoro estuvo en contra del rey Sisebuto en su idea de promover la conversión al cristianismo por la fuerza, prefiriendo convencer a obligar.

También destaca su obra La Hispania, la cual es una colección de cánones conciliares y epístolas pontificias. Los cánones recogidos corresponden a concilios griegos, africanos, galicanos y españoles, mientras las epístolas pontificadas, más de un centenar, quedan agrupadas por orden cronológico. La riqueza de contenido y universalidad de sus planteamientos confieren a La Hispania un papel de capital importancia, sin parangón posible con cualquier otra colección canónica de la misma época.



El santo hizo un esfuerzo gigantesco para salvar en lo posible el patrimonio de la cultura clásica, por medio de una Biblioteca y de una Escuela, que serían más adelante enraizadas en la obra imperial de Carlomagno.

Su sistema educativo era abierto y progresista, propuso un sistema que abarca todas las ramas del saber humano: las ciencias teológicas y las ciencias prácticas, es decir, las ciencias del espíritu y las ciencias empíricas.

La Escuela, siguiendo el modelo de Boecio y de Casiodoro, dividía todo el saber humano en esas siete artes liberales. El método de enseñanza consistía en dar lectura a un texto para comentarlo después; de ahí viene la costumbre que aún se practica de llamar lección al método de enseñanza.

La primera Biblioteca no es más que un armario para guardar Biblias. En la de Isidoro, figuraban abundantes ejemplares de autores romanos así como de los padres de la Iglesia.

Aquella Biblioteca fue destruida por la invasión musulmana, pero el isidorismo pudo sobrevivir en los monasterios o en los barrios de mozárabes. Para Europa era un patrimonio que volvería a crecer desde el siglo X. Para España, Isidoro previó que la unidad religiosa y un sistema educativo amplio, podían unificar los elementos heterogéneos que amenazaba desintegrar del Reino Hispano-visigodo y gracias a eso gran parte del país se convirtió en un centro de cultura, mientras que el resto de Europa se hundía en la barbarie.


A través de sus crónicas trataba de dar confianza en los nuevos pueblos, que desde España, demostraban su capacidad para asimilar el patrimonio del pensamiento y del saber antiguo.

La filosofía es para Isidoro el conocimiento de lo humano y lo divino, junto con el propósito y cuidado del bien vivir. Distingue entre ciencia y opinión; distingue la ciencia de la sabiduría y el arte, y divide la filosofía en física, ética y lógica.

Su conocimiento de las ciencias sagradas se puso al servicio no sólo de la gloria de Dios, sino de la audacia política que latió en otro de sus grandes empeños unificadores: la liturgia. Defendió la liturgia visigótica, que se convirtió en un signo de identidad nacional, hasta que el rito romano la sustituyó a partir del siglo XI.

Entiende que la ley de la oración es la ley de la caridad, al menos de la caridad política: si rezamos unidos, permaneceremos unidos. Isidoro completó el misal y el breviario mozárabes, que Leandro había empezado a adaptar de la antigua liturgia española. Entre las aportaciones litúrgicas consiguió, por ejemplo, que el día de Pascua fuese el mismo para todos, o que se extendiese un único ritual de inmersiones para el bautismo, o que la música imperase en los templos limpia de toda contaminación profana. La Ley de la oración es la ley de la fe, para los teólogos como él, se cree como se reza.

Isidoro presidió el II Concilio de Sevilla en 619, y el IV Concilio de Toledo, en 633, en los cuales pudo fijar estas reglas.

En Isidoro en el IV Concilio de Toledo, en el que se ha visto además un precedente de las Cortes medievales, y donde, la primera unción de los reyes con el óleo santo, la monarquía hispánica se definió como institución al servicio de la Iglesia.

En este concilio se establecieron los cimientos institucionales de la monarquía católica hispano-visigoda. Muchos de los decretos del Concilio fueron obra de  Isidoro, especialmente el decreto por el cual ordenaba el establecimiento de una política educativa obligatoria para todos los obispos del reino y de un seminario o escuela catedralicia en todas las diócesis. Su reforma y formación del clero se basó en el estudio, la lectura, el conocimiento de lenguas y la copia de manuscritos, especialmente manuscritos en lenguas clásicas (griego y latín) que recopilase el saber de clásico y se alentó el interés por el estudio del derecho y la medicina. Su mayor mérito consistió en advertir el peligro de la pérdida de la cultura clásica y salvar esos conocimientos, convencido de su aportación al hombre y de poder armonizarlos con la religión.

Pero el concilio no sólo produjo conclusiones de carácter religioso o eclesiástico, sino también político. El lugar ocupado por el rey y la deferencia a él debida en el concilio es también destacable: la Iglesia es libre e independiente, pero ligada mediante una solemne lealtad al rey. Para muchos autores fue uno de los primeros pensadores en formular la teoría del origen divino del poder regioDios concedió la preeminencia a los príncipes para el gobierno de los pueblos.

El pensamiento isidoriano ejercería gran influencia en la conformación de las doctrinas políticas que se desarrollaban a partir de la nueva noción augustiniana de la civitas christiana. Los germanos eran ahora los herederos de Roma, custodiosos de su patrimonio.

Isidoro sustituyó a Leandro en el asesoramiento y consejo a Recaredo, y lo continuó con su hijo Liuva. Combatió el empeño de restauración arriana de Witerico, apoyó el regreso de Gundemaro a la ortodoxia y vivió una gozosa complicidad con Sisebuto, su amigo, y con Suintila, en cuya magnanimidad y compasión con los más débiles veía las virtudes modélicas del gobernante cristiano. Pero frenó las apetencias del trono y el altar, advirtió y combatió la invasión de prerrogativas civiles en materia eclesiástica, que se desbocó a su muerte.

Isidoro definió al hombre como animal racional, mortal, risible y capaz de instrucción, y a Dios lo define como ser inmutable, infinito, simple, inspirador, gobernador y rector del mundo natural. Todo fue creado por Dios, pero distingue entre creación y formación. El mal ha sido inventado, el hombre está en el centro del mundo natural, compuesto de alma y cuerpo; es un microcosmos. El alma es incorpórea, racional, invisible e inmortal; tiene principio pero carece de fin.

El libro V de las Etimologías es jurídico, y su concepción de la ley es democrática: constitución del pueblo, sancionada por los mayores de edad. La ley debe permitir, prohibir y castigar; tiene que ser honesta, justa, posible de cumplir, conforme a la naturaleza y a las costumbres, conveniente en tiempo y lugar, necesaria, útil y clara; favoreciendo el interés común. Las leyes pueden ser divinas y humanas, escritas u orales.

El derecho está basado en la ley, y puede ser natural, civil y de gentes. El derecho natural es común a todas las naciones; el civil es el establecido por cada pueblo o ciudad; y el de gentes es aceptado en distintos países.


Su amor a los pobres era inmenso. En los últimos seis meses aumentó tanto sus limosnas que los pobres llegaban de todas partes a pedir y recibir ayuda. Cuando sintió que iba a morir, pidió perdón públicamente por todas sus faltas, perdonó a sus enemigos y suplicó al pueblo que rogara a Dios por él. Distribuyendo entre los pobres el resto de sus posesiones, volvió a su casa y murió el 4 de abril del año 636 a la edad de 80 años. Finalmente, en 1063 fue sepultado en la ciudad de León, en el panteón que para él había construido Fernando I, rey de León, la basílica de San Isidoro de León. El papa Inocencio XIII lo declaró Doctor de la Iglesia, en 1722.





"Isidoro de Sevilla y la recuperación de la cultura clásica",  España Ilustrada
http://spainillustrated.blogspot.com.es/2012/09/isidoro-de-sevilla-y-la-recuperacion-de.html


jueves, 19 de mayo de 2016

REGIONALIZACIÓN COHERENTE A LA CONSTITUCIÓN: (1) CASTILLA Y LEÓN, CANTABRIA Y LA RIOJA

En todos los estados se plantean la ordenación del territorio de acuerdo a un funcionamiento más o menos racional e institucional, y puede aplicarse de acuerdo a infinidad de factores, como la cohesión territorial, economía, cultura, religión, lengua, etc. La ordenación territorial es interdisciplinar y se lleva cada vez más a cabo con extensos análisis y estudios de aplicación que involucran prácticamente a todos los aspectos de la política y de la vida, por lo que es raro que cualquier decisión política no tenga una implicación territorial. En la mayoría de los casos, como parte de la política, la planificación del territorio se realiza en las mismas decisiones del resto de tareas del poder y por ello está sujeta a múltiples intereses particulares; grupos de poder o presión o subordinaciones externas. Todo esto hace pensar que la ordenación del territorio no tiene porqué adecuarse a un deseable equilibrio interno y externo del estado o a un beneficio integral del conjunto del territorio como sería deseable.

El buen ejercicio del planeamiento del territorio debería vertebrarse idealmente como un sistema jerárquico, donde las partes están interrelacionadas y diferenciadas de acuerdo a distintas funciones estratégicas dadas por premisas geográficas, y que integren al conjunto en un sistema económica, política y socialmente eficiente y en equilibrio, que supongan paz y prosperidad. En la práctica el planeamiento del territorio no es perfectamente eficiente ni está en equilibrio pero tiende a él, ya que las distintas fuerzas en liza tienden a transformar las estructuras territoriales para ajustarlas a la economía y demografía y lograr un mayor equilibrio, lo que provoca en la mayor parte de las ocasiones choques de intereses que dan lugar a los hechos convulsos conocidos de la historia. Aunque aparentemente la oposición de fuerzas en el plano internacional y durante la historia ofrezcan una imagen caótica y anárquica de voluntades, éstas se han comportado como una adaptación a situaciones cambiantes del clima, la demografía o a la evolución de técnicas que afectan a la economía y la guerra.

El ordenamiento del territorio se aplica a nivel estatal, regional y municipal, pero depende en último término de la geoestrategia, o conjunto de intereses de poderes que muchas veces son ajenos al territorio en cuestión, ya que todos los territorios están interrelacionados, proceso que va en aumento, y los poderes, que son los entes de decisión, son también cada vez más globales y jerárquicos.

La estructura territorial actual

Actualmente en España el planeamiento del territorio obedece a una esquema de regionalización creada a principios de los ochenta que en muchos casos rompe con la tradición sostenida por miles de años. Las consecuencias de la nueva estructura son muy profundas si tenemos en cuenta que las nuevas regiones poseen un grado de autogobierno tan fuerte que en realidad constituyen poderes que de hecho tienen más capacidad de decisión que el propio país, por lo que estamos en un periodo en el que la disgregación de las decisiones regionales debilitan y desestabilizan a un estado que debiera ser el árbitro del planeamiento del territorio para garantizar el equilibrio de las mismas regiones. La disgregación del estado se relaciona también con un debilitamiento del mismo respecto al exterior, por lo que las regiones en último caso se ven perjudicadas por formar parte de un conjunto en cierto modo descabezado, ya que la unión de intereses del país se ha ido transformando cada vez más en la unión de varios intereses regionales (los de las regiones más influyentes dentro de España) que además en algunos casos son contrapuestos al resto del país.

En la transición política hacia el régimen actual intervinieron numerosas facciones, no solo de tipo ideológico, sino de intereses financieros y territoriales y de alguna forma también externos, que en sus pujas crearon una estructuración regional llamativa. En la constitución de 1978 se ordena la nueva regionalización de acuerdo a conceptos como región histórica, provincias limítrofes, nombres históricos, capitales históricas, etc, que dan idea de una importancia jerárquica dada por la historia en una regionalización que en muchos casos no se corresponde con una visión objetiva de la historia ni con un respeto por la tradición histórica y cultural, que son las que deberían tenerse en cuenta a la hora de articular el territorio.

Los casos de Castilla y León, Cantabria y La Rioja

La actual Castilla-León es una composición de dos regiones, que como su nombre indica, son las anteriores del Norte de Castilla o Castilla la Vieja y de León, y cuyas trayectorias históricas se plasman en el propio escudo de España, donde están representadas en dos (el león rampante y el castillo) de los cinco símbolos regionales de armas que se consideran de las regiones fundacionales de la España moderna.


Identidad y regionalidad en León 

De ellas, la región de León, tiene una tradición histórica que se remonta a los pueblos íberos prerromanos. En concreto a los astures, cuya superposición corresponde exactamente al posterior Convento Jurídico romano de Asturum, que era una subdivisión que inicialmente formaba parte de la Tarraconense y después de la provincia romana de Gallaecia. El convento jurídico se mantuvo después del dominio romano. La estructura territorial de los conventos y diócesis romanas cobra una gran importancia, de acuerdo al uso civil y eclesiástico que adquieren hasta muchos siglos después. Por ejemplo, durante la reconquista existían unas leyes que se referían a la restitución de las antiguas diócesis cristianas (provincias romanas) y conventos jurídicos, previos a la dominación musulmana, así como a sus sedes, ciudades o cabezas de estas diócesis. Muy probablemente sea por ello por lo que el antiguo convento de Asturum se convirtiera en un nuevo reino cristiano, llamado en la reconquista León, por su nueva capital homónima, que deriva del nombre latino de Legio. Por tanto esta ciudad, que ha sido capital de un reino durante siglos y cuyo territorio hereda otros muchos siglos de identidad cultural propia se encuentra en la actualidad sin ser capital más que de una provincia. Su antigua regionalidad no está hoy respaldada por ninguna institución que represente a esta parte de la cultura, la historia, el patrimonio, las posibilidades y su futuro en España.




Identidad y regionalidad en el norte de Castilla

Así mismo, aunque con menos duración en el tiempo, existió el Convento Jurídico romano Cluniensis, cuya identificación territorial también se hace evidente si superponemos su territorio al del reino de Castilla, lo que luego se vino en llamar Castilla la Vieja. Esta incluía en un principio el actual País Vasco. Estaba formada también, desde entonces hasta los años ochenta, por Cantabria y La Rioja.


La capital de Castilla la Vieja era Burgos, una capitalidad secular arraigada que se perdió al formarse la autonomía de Castilla y León. Con ello, también se perdió en realidad la regionalidad fundacional del norte de Castilla. Otras partes del norte de Castilla con menos entidad histórica que León o Burgos se desgajaron del Norte de Castilla y se convirtieron en autonomías. El caso de Cantabria en la regionalización actual es algo sorprendente, aunque puede justificarse en cierto modo por la existencia del pueblo cántabro y su continuidad breve como Conventus romano Cantabrii y después visigodo. Su diferente clima y economía; el mar; su importancia demográfica respecto a la meseta o la significación destacada de Santander como nueva capital de región, junto a otras posibles razones. De hecho en momentos del siglo XIX Cantabria aparece como una región distinta de Castilla. La Rioja en cambio es un elemento aún más llamativo en las nuevas regiones, ya que a pesar de que hay ciertas diferencias geográficas distintivas y una identidad étnica comarcal muy marcada, su entidad territorial no se corresponde con la actual autonomía riojana por excederse hasta Álava y Navarra. La Rioja no fue anteriormente reino, ni conventus, diócesis o pueblo prerromano destacable. Es cierto que La Rioja perteneció por breve tiempo al Reino de Navarra. Sin embargo su pertenencia a Castilla está presente en su raíz común con los pueblos celtas que luego se englobarían en el conventus romano de Clunia, y posteriormente con su heredera Castilla, a las cuales perteneció la casi totalidad del tiempo hasta ahora. Su esencia castellana está corroborada también por su papel fundacional de la identidad castellana, demostrada con la existencia del primer escrito en castellano, en el monasterio riojano de San Millán de la Cogolla. Su identidad y mayor importancia se encuentra entonces en la conformación de Castilla y en particular al norte de Castilla, cuyo centro natural es Burgos.

Identidad y regionalidad en el centro de Castilla-León

Los límites entre los conventus de Clunia (después Castilla) y Asturum (después León) fueron variables, ya que en la época en que la Tarraconense incluía la Gallaecia, el conventus de Clunia se extendía por buena parte Asturum, pero al crearse la Gallaecia, el conventus de Asturum extendió su límite adentrándose en Clunia hasta coincidir con lo que después llegó a ser el Reino de León.

Las regionalizaciones posteriores siempre incluyeron a León y a Castilla por separado de acuerdo a la importancia y exclusividad distintas de sus historias, culturas y lenguas, con aproximadamente los mismos límites hasta el siglo XIX. Durante algunas épocas breves el Reino de León incluye a las casi siempre castellanas Valladolid y Palencia, lo que no hace más que reflejar que, a pesar de la importancia del primer reino de Castilla, heredera de Clunia, existe una zona de transición entre León y Castilla, distinta de algún modo a las dos y que dicha zona se corresponde además con el antiguo pueblo prerromano de los Vacceos. A esta parte, que incluye Palencia, Valladolid, Ávila y Segovia si que le podría corresponder el nombre de Castilla-León, con su capital en Valladolid, una ciudad con una importante historia a nivel nacional por ser la corte de España en varios momentos y su sede judicial, además de ser la actual capital regional de la autonomía más extensa. 

Identidad y regionalidad en Salamanca y Zamora 

Por otro lado, las restauraciones de diócesis y conventus de la reconquista se excedían a veces por diversos motivos sobre otras diócesis. La principal razón era avanzar sobre territorio dominado por los musulmanes. La reconquista española guardaba una estrecha relación con Roma, tanto por la ayuda facilitada de otros reinos europeos para ayudar en la reconquista, como en los compromisos que los nuevos reinos cristianos peninsulares adquirían en este proceso. La prioridad territorial durante la reconquista era recuperar territorios , y seguidamente se atendía a la política de restauración de la diócesis o conventus anterior sobre el terreno reconquistado. De esta forma el Reino de León ocupó el conventus de Asturum, como correspondía, pero fue más allá y añadió Salamanca y Zamora al reino. Estas zonas habían sido del Convento Emeritense, en la Diócesis de Lusitania. Vetonia ocupó originariamente la mitad norte de Extremadura, la provincia de Salamanca. Por motivos de expansión al sur de los reinos cristianos, se creó la continuidad geográfica del Reino de León. León asumió en su territorio a Salamanca y Zamora porque el citado reino tenía cierto derecho de beneficio de anexión de esta parte norte del Conventus Emeritensis (aún vigente como obispado para los cristianos que quedaron resistiendo bajo ocupación musulmana) como compensación por hacer posible la restauración posterior del resto del Convento Emeritense, que se correspondería con la actual Extremadura. A ésta región perteneció más tarde en alguna ocasión las provincias de Salamanca y Zamora. Las dos presencias culturales, León y anteriormente Vetonia, Convento Emeritense o Extremadura, dejaron a esta zona como una identidad cultural en un interregno entre León y Extremadura, lo que unido a la relevancia singular de Salamanca como una legítima capital regional, determine de forma legítima a la provincia de Salamanca y parte de Zamora como otra región diferenciada y con capital en la ciudad de Salamanca. 
Conclusión. Esta es la estructura territorial más adecuada en Castilla y León, Cantabria y La Rioja, según lo expuesto y de acuerdo a un análisis fundado en el respeto a la historia, la cultura de estos territorios y la importancia y significación histórica de sus principales ciudades. Se muestra además una división de tres de estas regiones en grandes comarcas funcionales o pequeñas provincias, entidades que se adaptan en mejores condiciones que las actuales provincias por su mayor cercanía, tamaño, población, aprovechamiento de importantes enclaves culturales y relieve.




jueves, 12 de mayo de 2016

 ISAAC PERAL 



19 años después de que el gran escritor Julio Verne publicara su obra, "Veinte mil leguas de viaje submarino", el objeto de la aventura de ficción se hizo realidad.
Isaac Peral fue un inventor, marino y científico español del siglo XIX (Cartagena, 1 de junio de 1851; Berlín, 22 de mayo de 1895) conocido principalmente por la invención del primer submarino torpedero de autopropulsión eléctrica, denominado actualmente, en su honor: “Submarino Peral“.

Ingresó en la Armada en 1866, siguiendo la tradición familiar. Adquirió una amplia formación técnica pasando por diversos destinos en el Observatorio Astronómico de San Fernando, la Comisión Hidrográfica y la nueva Escuela de la Armada, en la que fue profesor de Física y Química (1882).

Su vida estuvo marcada por el éxito. Como marino, la valentía con la que defendió a España le valió numerosas condecoraciones como la Cruz Roja del Mérito Naval; y como científico, se ganó un merecido lugar en la historia con la invención del submarino Peral (entre otros inventos) y la elaboración de extraordinarios análisis como el “Tratado teórico-práctico sobre los huracanes“, por el cuál le concedieron la Cruz de la Órden del Mérito Naval, esta vez por su talento científico.

El indiscutible éxito del prototipo y los elogios de la prensa convirtieron a Isaac Peral en un héroe popular por algún tiempo. Pero las dificultades encontradas para que el gobierno siguiera apoyando sus investigaciones le decidieron a abandonar la Marina en 1891 y establecerse por su cuenta como fabricante de material eléctrico; en esa época patentó varios inventos prácticos relacionados con el alumbrado público, hasta que finalmente falleciera a raíz de una larga enfermedad el 22 de mayo de 1895.



El primer submarino moderno

Desde 1885 empezó a interesarse por la navegación submarina, asunto en el que estaban trabajando al mismo tiempo muchos otros ingenieros e inventores (entre ellos Narciso Monturiol, también español). Aunque integró algunas novedades procedentes de otros países, sus aportaciones resultaron decisivas. Dada su especialización en temas relacionados con la electricidad, sus investigaciones se referían sobre todo al manejo de la energía eléctrica para la propulsión en inmersión.

El Mundo


En 1888 la Armada botó en La Carraca (Cádiz) un prototipo del submarino Peral que funcionó perfectamente. Se trataba de una nave de considerables proporciones: de forma fusiforme y construido con plancha de acero, medía 22 metros de eslora y 2,87 de manga. Peral había diseñado unas baterías especiales para alimentar a los dos motores de 30 caballos, capaces de desplazar bajo el agua a 10 nudos de velocidad las más de ochenta toneladas que pesaba el prototipo. La nave iba equipada asimismo con otros instrumentos de su invención: el periscopio, una brújula protegida de posibles desviaciones provocadas por otros aparatos eléctricos, un "aparato de profundidades" para estabilizar la nave sin uso de lastres y diversos purificadores de aire que posibilitaban alargar las inmersiones. Peral también fue innovador en el armamento: un tubo lanzatorpedos de su invención, con tres cargas, permitía por primera vez atacar a distancia a los buques enemigos.

Se trata del primero que cuenta con las funciones básicas de los submarinos modernos. Por eso se considera el inventor, ya que desde hacía siglos se construyeron sumergibles más o menos rudimentarios que apenas tenían capacidad de maniobra, autonomía, observación exterior o ataque con torpedos. La construcción del sumergible superó las limitaciones de los diseños anteriores e inició la era de la navegación submarina.

www.decartagena.info

El error que salió muy caro a España, a Cartagena y a la Armada

En 1885 el teniente de navío Isaac Peral contactó con el Ministro de Marina, Manuel de la Pezuela y Lobo, para exponerle sus teorías sobre la posibilidad de realizar un torpedero sumergible para la Armada. El 4 de octubre de 1886 y mediante una Real Orden, se autorizó la construcción del nuevo aparato. El 8 de septiembre de 1888 se botó el submarino en San Fernando (Cádiz) constituyéndose una comisión de marinos presidida por el capitán general Florencio Montojo Trillo para evaluar si el prototipo superaba los criterios de calidad exigidos por la Armada.

El buque realizó con éxito todas las pruebas realizadas y demostró ser una magnífica adquisición para la Armada: disponía de una autonomía de 66 horas, un radio de acción de 511 kms, tenía periscopio, aparato de puntería, giroscopio, tubo lanzatorpedos y servomotor para mantener la estabilidad. En definitiva, era un arma de guerra excepcional.

La primera prueba oficial de navegación submarina fue el 7 de junio de 1890. Navegó bajo el agua y realizó el ataque simulado al crucero "Colón". A pesar del éxito con que se iban superando los retos del invento, inexplicablemente, en septiembre de 1890, la Junta técnica que lo juzgaba emitió un informe crítico. En él se decía que la velocidad y la autonomía de la nave eran inferiores a lo esperado, que el combate diurno había fracasado y esto desmerecía la novedad aportada por Peral, y se cuestionaba el funcionamiento de los motores. La Junta indicó también que el submarino tenia poca estabilidad, poca velocidad y radio de acción y que no se sumergía con la rapidez deseada… en resumen, no servía. El ministro de Marina, el almirante Beránguer, emitió un informe desfavorable del submarino y desaconsejó su incorporación. Según los ingenieros y militares, un submarino moderno tampoco habría pasado esa prueba, según las exigencias que se aplicaron en la conclusión del informe.
http://www.regmurcia.com/servlet/s.Sl Ilustración de las pruebas del submarino Peral

Por otro lado aparece un espía inglés que colabora con un traficante de armas: Basil Zaharoff. Éste era un experto en boicotear a los competidores, corromper políticos y vender las mismas armas a varios países. Tanto era su interés que le había intentado comprar al mismo Peral las patentes durante un encuentro fortuito en Londres, pero el marino español había rechazado las interesantes ofertas que le habrían convertido en un hombre rico. Contrariado por la negativa, Zaharoff comprendió que la única manera de apoderarse de la patente sería mediante el sabotaje y el soborno a los políticos de la época. De esta forma consiguió sustraer del ministerio, en Madrid, los planos del prototipo del submarino para llevárselos y ser construidos en otros paises.
Después, el primer país en construir en serie un sumergible fue Francia, que además era casi idéntico al de peral y en 1898 España perdió sus provincias de Cuba, Puerto Rico y la colonia de Filipinas en la guerra que tuvo lugar con Estados Unidos, cuya flota ya contaba con acorazados y sumergibles, mientras los barcos españoles eran de madera, aunque esto no fue por falta de científicos









Referencias:

- "El submarino Peral, de la gloria a la traición" (Javier Sanmateo Isaac Peral)

- Enciclopedia biográfica en línea.  http://www.biografiasyvidas.com/ Isaac Peral

https://www.saberespractico.com/ ¿quién fue Isaac Peral?

http://historiasdelahistoria.com/ De porqué el submarino peral fue desechado (Javier Sanz)


- Región de Murcia Digital http://www.regmurcia.com/servlet/s.Sl