jueves, 24 de marzo de 2016

 PEDRO DE COLÓN Y  " EL TORRENTE DEL NUEVO TEMPLO " 



Era el año de 1689 y una proverbial sequía castigaba la comarca de Cartagena. El cabildo de la catedral decide sacar el 13 de marzo de ese año en rogativa por la lluvia al Cristo del Socorro por las calles de la ciudad. Cuando la imagen pasaba por la plaza de San Ginés, apareció por allí el Duque de Veragua acercándose al trono con un niño en brazos. Era su hijo Manuel, de 22 meses, que estaba gravemente enfermo y con fiebre muy alta. El Duque se arrodilló humildemente ante el Cristo al tiempo que elevaba al niño hacia la imagen, en súplica por su hijo. Con asombro de todos el niño sanó.

El Duque de Veragua era Don Pedro de Colón de Portugal y de la Cueva, Capitán General de las Reales Galeras de España. El duque decidió dedicar una capilla al Cristo del Socorro en la Catedral de Santa María y fundó una cofradía pasional con caballeros nobles de la ciudad para sacar la imagen en procesión. Las constituciones fundacionales las aprobó Antonio Medina Chacón, Obispo de Cartagena, y se creó el patronazgo de la cofradía y de la capilla a los duques de Veragua y a sus herederos. Su nombre en aquel momento fue de Muy noble, Devota, Ilustrísima y Pontificia Cofradía de la Hermandad de Caballeros del Santísimo Cristo del Socorro de la Ciudad de Cartagena.

Cristo Moreno, ya desaparecido.
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Los hermanos de la cofradía se encargarían entre todos de dirigirla y mantenerla, además de sufragar los gastos de la cofradía y el sostenimiento de la capilla que el duque había mandado construir en la catedral para albergar esa imagen, entronizada allí el 21 de enero de 1691, y precisamente unos días antes de que muriera y se enterrara bajo el altar mayor de la misma al infante Manuel, dos años después de que se curara y coincidiendo como se ve, con el fín de las obras de la capilla.

Constituciones fundacionales de la Cofradía de 1689
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En 1800 empiezan a surgir problemas de cobro para sacristanes y porteros. En 1809 los cobradores reales de Fernando VII requisan todos los utensilios de valor de la capilla con la excusa de preservarlas de los ataques de los franceses y para financiar a la resistencia española. El culto de la catedral se traslada por entonces a la Iglesia de Santa María de Gracia y la catedral se deteriora, llegando a caerse una parte del techo. Su utilidad quedó reservada a las visitas al Cristo del Socorro, ya que era la cofradía la única en mantener la Iglesia y por ello se pide al cabildo de la ciudad y al obispado que la restauren, aunque por ciertas disputas entre ambos no se realizó. El templo termina por arruinarse y la cofradía no pudo continuar, desapareciendo en 1821. 

Retablo desaparecido de la Capilla del
 Duque de Veragua dedicado al Cristo del
Socorro o Cristo Moreno
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Tiempo después se empezaron largas obras en la catedral y la cofradía inició una segunda etapa en 1879. El mantenimiento esta vez se hizo principalmente con limosnas. Las obras de rehabilitación fueron acabadas por Victor Beltrí a principios de sel siglo XX. Durante la Guerra Civil se pierden la imagen fundacional del Cristo del Socorro y el retablo de la capilla de la Catedral. La cofradía se refunda otra vez con el nombre de Ilustrísima Cofradía del Santísimo y Real Cristo del Socorro en 1961. Cada año la cofradía saca un Via Crucis desde la austeridad y tradición recuperada.


Leyendas sobre el origen del Cristo Moreno

La figura del Cristo del Socorro o Cristo Moreno, como se le conocía popularmente, por la tez muy oscura, está rodeada de leyendas y no se sabe con certeza cuál fue su origen. Unos mencionan que apareció en la bodega de un barco abandonado. Fray Pedro de Córdoba decía que había sido esculpido por los ángeles. Pero la más singular es la que aparece en las propias constituciones originales de la cofradía, en que se cuenta que se lo vio bajar por las aguas de un río de la diócesis, encontrándose después flotando próximo a la costa.


El torrente que sale del nuevo templo

(Ezequiel 47) 1.   Llevóme luego otra vez a la entrada de la casa, y vi que debajo del umbral de la casa, al oriente, brotaban aguas, pues la fachada de la casa estaba al oriente, y las aguas descendían debajo del lado derecho de la casa, del mediodía del altar. 2. Me llevó por el camino de la puerta septentrional y me hizo dar la vuelta por fuera, hasta el exterior de la puerta oriental, y vi que las aguas salían del lado derecho . 3. Al salir hacia oriente llevaba aquel varón en la mano un cordelillo, y midió mil codos, y me hizo atravesar las aguas; llegaban hasta los tobillos. 4. Midió otros mil y me hizo atravesar las aguas; llegaban hasta las rodillas. Midió otros mil y me hizo atravesar las aguas; llegaban hasta la cintura. 5. Midió otros mil, y era ya un río que me era imposible atravesar, porque las aguas habían crecido de manera que no se podía pasar más que a nado. 
6. Díjome: ¿Has visto, hijo de hombre?. Luego me hizo volver siguiendo la orilla del río. 7. Y entonces vi que de una a otra parte había en las riberas muchos árboles; y me dijo: Hijo de hombre, estas aguas van a la región oriental, bajan al Arabá, y desembocan en el mar [Mar Muerto], en aquellas aguas pútridas; y estas se sanearán.

Planta del Templo de Ezequiel.
Biblia Nacar Colunga.




La frase subrayada es el centro de un pasaje en donde se observa una importante reflexión teológica: las aguas salían del lado derecho del templo, algo que desde la teología cristiana se corresponde con el agua y la sangre que salen del costado derecho de Cristo en la cruz, después de ser traspasado por el centurión, aguas que igualmente servirían para renovarnos, y limpiar nuestros pecados. La visión de la metáfora se aprecia gráficamente en el grabado del Cristo de la Divina Misericordia dado en revelación a la polaca Santa Faustina Kowalska en 1931.

Aunque la leyenda del Cristo Moreno bajando por un río de la diócesis como el descrito en este pasaje bíblico hasta llegar al mar no tenga que tomarse por segura, nos abre a una nueva metáfora que se muestra llena de la misma significación teológica, especialmente cuando ésta es ajena a toda mención o intención entre los hermanos fundadores en aquel momento en el que plasmaron el testimonio de la bajada por el río, en las constituciones originales de la cofradía



Agradecimientos al Excmo. Ayto. de Cartagena y a la Cofradía del Socorro


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